De la tierra al papel: las escrituras que nacen con gestión y convicción

En 2015, cuando muchos todavía hablaban de derechos sin bajarlos al territorio, el Municipio de General Arenales tomó una decisión clave: ir al centro del problema y crear la Oficina de Regularización Dominial, un espacio pensado para poner en marcha una política pública concreta, de esas que transforman la vida cotidiana de las personas.

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Desde entonces, cientos de familias del distrito han dejado de ser ocupantes o habitantes informales para convertirse en legítimos propietarios de sus hogares. Y no fue por azar: fue por decisión política, por trabajo articulado y por una gestión que entendió que el derecho a la vivienda también se escribe en papel.

Porque una escritura no es solo un trámite administrativo. Es identidad, pertenencia y tranquilidad jurídica. Es el respaldo que garantiza que ese terreno, ese techo, ese esfuerzo, tiene un nombre propio reconocido por el Estado.

En este camino, la articulación con la Escribanía General de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha sido clave para agilizar procesos, destrabar expedientes y convertir años de espera en certezas palpables. Calles enteras, barrios completos y familias históricas del distrito hoy tienen en sus manos el documento que les confirma lo que siempre supieron: “Esto es mío”.

Cada entrega de escrituras es un momento cargado de emoción: vecinos y vecinas que esperaron décadas, hoy se abrazan con una carpeta en la mano y los ojos llenos de futuro. Atrás quedan los trámites, las idas y vueltas, las dudas. Delante, la seguridad jurídica, la estabilidad y la posibilidad de proyectar.

La política pública de regularización dominial no solo garantiza un derecho básico, sino que construye ciudadanía, arraigo y desarrollo local. Lo que antes era informalidad, hoy es legalidad. Lo que antes era incertidumbre, hoy es derecho. Lo que antes era solo tierra, hoy es hogar.