El gobernador Axel Kicillof anunció recientemente el lanzamiento de un nuevo Fondo de Fortalecimiento de la Seguridad que será distribuido entre los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires. Acompañado por más de 100 intendentes durante la jura de cadetes de la Policía Bonaerense, el mandatario detalló una inversión total de $170.000 millones que busca renovar patrulleros, reforzar infraestructura, adquirir equipamiento y mejorar la prevención del delito en el territorio bonaerense.
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De esa suma, $70.000 millones serán destinados exclusivamente a municipios con más de 70.000 habitantes, mientras que los distritos más pequeños recibirán un aumento considerable de fondos para fortalecer las policías comunales. En teoría, esto representa un paso importante hacia la descentralización y el refuerzo local de las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, en el interior bonaerense los problemas de seguridad siguen siendo específicos, persistentes y muchas veces invisibles para las grandes urbes. Allí, donde los caminos rurales superan los 100.000 kilómetros de extensión (un 75% bajo responsabilidad municipal), el delito adopta otras formas: el abigeato (robo de ganado), los robos en zonas rurales de difícil acceso, las estafas virtuales, telefónicas o por redes sociales, y los engaños sistemáticos a adultos mayores.
El fondo anunciado, si bien bienvenido, no parece dar respuesta directa a estas problemáticas estructurales. La falta de vehículos de patrullas rural, la precariedad en la conectividad y la escasa capacitación en delitos digitales en comisarías del interior son algunas de las barreras que aún persisten.
Mientras tanto, muchos intendentes han publicado en sus redes sociales los montos que les corresponderán del fondo, destacando su aplicación en móviles policiales y refacciones. Sin embargo, la inseguridad en los caminos rurales y en las zonas más postergadas sigue sin tener un plan integral que contemple infraestructura, prevención y justicia adaptada al territorio provincial de tantísimos km de tierra, que son parte del 50% que está provincia sola produce del PBI nacional.
En un contexto donde los delitos rurales no ocupan la tapa de los grandes diarios, es clave visibilizar las demandas del interior. Porque no se puede hablar de seguridad en la provincia sin hablar de lo que pasa detrás del alambrado, donde muchas veces, la única patrulla que pasa… es el silencio.